Episodio 15: Vuelo 781 de BOAC - El reactor que reveló los límites del progreso

 

La mañana del 10 de enero de 1954, el cielo sobre Roma amaneció despejado. En el aeropuerto de Ciampino, un de Havilland Comet de la BOAC esperaba en la pista. Era el vuelo 781, con destino a Londres y treinta y cinco personas a bordo.

En aquel momento, el Comet representaba el futuro: el primer reactor comercial de pasajeros del mundo, símbolo del poder tecnológico británico y del inicio de una nueva era en la aviación. Era rápido, silencioso y elegante. Volar en él era, literalmente, viajar en el porvenir.

El despegue transcurrió con normalidad. Minutos después, la tripulación estableció contacto con la torre de control de Roma.

Elba a Londres. Todo normal.

Esa fue la última transmisión.

Pocos segundos después, el Comet desapareció de los radares. Fragmentos del fuselaje comenzaron a caer al mar Tirreno, frente a la isla de Elba. No hubo supervivientes.

El Reino Unido, que había sido el primero en dominar el vuelo a reacción, quedaba ahora frente a un misterio sin precedentes. ¿Cómo podía un avión tan avanzado desintegrarse sin aviso alguno, en pleno cielo despejado?

La respuesta no solo cambiaría el diseño del Comet, sino el curso entero de la ingeniería aeronáutica.

Durante semanas, pescadores y buques de la Royal Navy rastrearon las aguas del Mediterráneo. Los restos fueron transportados a Farnborough, sede del Royal Aircraft Establishment, donde se montó una investigación que marcaría un antes y un después en la historia de la ciencia aplicada. Ingenieros y técnicos reconstruyeron el avión fragmento a fragmento, sobre una estructura de madera de tamaño real.

Bajo la dirección de Sir Arnold Hall, el equipo del RAE analizó cada remache, cada línea de fractura, cada curvatura del metal. Y lo que encontraron fue algo que nadie había considerado hasta entonces: que el metal también puede fatigarse.

La fatiga estructural —ese desgaste acumulado por miles de ciclos de presión y despresurización— se convirtió en el nuevo enemigo invisible de la aviación.

En el laboratorio de Farnborough, un fuselaje entero fue sumergido en un tanque de agua para simular esos ciclos. Tras 3.060 presurizaciones, el Comet de prueba se partió en dos. En las esquinas de las ventanillas cuadradas se concentraban tensiones suficientes para fracturar la estructura.

El descubrimiento fue devastador, pero revelador: cada vuelo del Comet había sido un pequeño paso hacia el colapso. Aquella investigación cambió para siempre las normas de diseño y certificación de aviones civiles. A partir de entonces, cada modelo debía demostrar su resistencia no solo ante la carga máxima, sino ante la repetición.

Nacieron los conceptos de fail-safe design y damage tolerance, principios que hoy garantizan que un avión pueda resistir incluso con fallos parciales sin comprometer su seguridad.

El accidente del vuelo 781 fue un punto de inflexión.

A partir de sus restos, la industria aprendió a calcular la vida útil de cada estructura, a inspeccionar grietas invisibles, a asumir que la perfección no existe, pero que la vigilancia sí puede acercarse a ella.

Fue el comienzo de una nueva cultura de seguridad: aquella que prefiere dudar antes que confiar ciegamente.

Décadas después, los supervivientes de aquella generación de ingenieros recordaron el caso con respeto y dolor. Muchos de ellos afirmaban que el Comet no fue un fracaso, sino un sacrificio necesario. De su pérdida nació el conocimiento que permitió volar con seguridad a millones de personas. Como escribió uno de los técnicos en una carta publicada por The Guardian:

“No fuimos descuidados. Fuimos los primeros en aprender.”

En este episodio de Despresurizados reconstruimos el vuelo del Comet 781 desde el momento del despegue hasta los hallazgos en Farnborough.

Analizamos las causas técnicas de la fatiga del metal, la reacción humana de quienes vivieron la tragedia desde dentro de los talleres, y el impacto que su legado tuvo en la aviación mundial: desde el rediseño del Comet 4 hasta el nacimiento del Boeing 707 y la era del jet.

Porque esta no es solo la historia de un accidente. Es la historia de cómo la ingeniería aprendió a escuchar, de cómo el error se convirtió en conocimiento, y de cómo un avión que se rompió sobre el Mediterráneo ayudó a que el resto del mundo siguiera volando.

El secuestro del vuelo 139 encendió un debate que aún hoy sigue presente: ¿hasta dónde puede llegar un Estado para proteger a sus ciudadanos? En este episodio reconstruimos paso a paso lo ocurrido aquella semana de junio de 1976, analizamos el contexto político y militar, y escuchamos la voz de los rehenes y de la tripulación que vivieron el cautiverio. También exploramos cómo se planificó el rescate, su impacto en la seguridad aérea internacional y el legado de Entebbe en la memoria colectiva.

Porque esta no es solo la historia de un secuestro. Es la historia de cómo un avión de pasajeros se convirtió en escenario de la geopolítica mundial. Y de cómo, en la delgada línea entre la vida y la muerte, la aviación mostró tanto su vulnerabilidad como su capacidad de resistencia.

 
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Episodio 14: Vuelo AF139 y el rescate de Entebbe (1976)