Episodio 16: Vuelo 123 de JAL (1985) - El vuelo que no quiso caer

 

Una historia que no se acabó con el impacto

El 12 de agosto de 1985, el vuelo 123 de Japan Airlines despegó de Tokio como cualquier otro. Casi lleno, en plena festividad del Obon, con más de quinientas personas a bordo. Era un vuelo corto, rutinario, de los que no llaman la atención. Y sin embargo, terminó convirtiéndose en el peor accidente de un solo avión en toda la historia de la aviación.

Doce minutos después del despegue, una explosión en la parte trasera destrozó el mamparo de presión, arrancó el estabilizador vertical, dañó la cola del aparato y dejó al avión sin control hidráulico. Lo lógico habría sido una caída inmediata. Pero no fue así.

Ese Boeing 747 herido siguió en el aire durante más de treinta minutos. Oscilando sin rumbo, perdiendo altitud, ganando altura otra vez, mientras tres pilotos trataban de controlar lo incontrolable. Desde tierra, los controladores veían cómo la aeronave giraba, parecía alinearse con un aeropuerto, y luego volvía a alejarse. Dentro, algunos pasajeros escribían cartas. Otros miraban en silencio. Nadie gritaba. Solo esperaban.

La lucha en el airE

Esta primera parte del episodio reconstruye el vuelo paso a paso. Desde el despegue hasta el impacto. Seguimos los intentos desesperados de la tripulación, los movimientos erráticos del avión, las comunicaciones con tierra, y lo que iba ocurriendo dentro de la cabina de pasajeros. Pero también miramos atrás: a un error cometido siete años antes, durante una reparación mal hecha que pasó inadvertida en todas las revisiones.

A través de esa historia técnica y humana, abordamos también algo más profundo: cómo se enfrenta una sociedad como la japonesa a una tragedia así. El silencio. El deber. El peso del error en una cultura donde fallar no es solo equivocarse, sino romper un pacto moral.

Lo que falló no fue solo una pieza. Fue todo un sistema. Un remache mal colocado acabó con 520 vidas. Pero la investigación posterior no se limitó a señalar culpables. Reveló una cultura de inspección donde cuestionar podía verse como una falta de respeto. Y ahí, en ese silencio que permitió que la grieta creciera, es donde el accidente empezó de verdad.

Y esto no fue el final

La historia del vuelo 123 no termina con el impacto.

Durante horas, nadie supo que había supervivientes. El monte Takamagahara se convirtió en una grieta abierta en medio de Japón, mientras el país entero intentaba entender qué había pasado… y por qué nadie lo vio venir.

En la segunda parte del episodio, iremos más allá del vuelo. Reconstruiremos el rescate, las fallas del operativo, el duelo contenido de una sociedad que mira al error como una forma de deshonra. Nos adentramos en las consecuencias, en las reformas, en las vidas que siguieron adelante —y en las que no pudieron hacerlo.

Una segunda parte más humana, más institucional, más dolorosa.

Porque el impacto no fue solo contra una montaña.

Fue contra toda una forma de mirar el mundo.

 
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