Episodio 10: Vuelo 232 de United Airlines (1989)

 

La tarde del 19 de julio de 1989, el vuelo 232 de United Airlines volaba a 37.000 pies sobre el corazón de Estados Unidos. A bordo, 296 personas seguían su ruta hacia Chicago sin saber que, en cuestión de segundos, todo iba a cambiar. Una explosión en la parte trasera del avión provocó la pérdida total de los tres sistemas hidráulicos. El DC-10, de pronto, se quedó sin timón, sin alerones, sin frenos aerodinámicos. Volaba, pero sin control.

Desde cabina, la tripulación intentó lo imposible: mantener el avión en el aire usando solo el empuje de los motores. No había manual para aquello. No existía entrenamiento para una emergencia así. Durante 44 minutos, lucharon por guiar un avión incontrolable hacia el aeropuerto de Sioux City. Desde la torre, los controladores ofrecían asistencia. Pero en el aire, cada segundo era una batalla. Sin declarar emergencia. Sin dramatismos. Solo decisiones. Solo tiempo.

A las 16:00, el avión tocó tierra. O lo intentó. La rotura del tren, el giro, el fuego y aún así, 184 personas sobrevivieron. Fue un accidente brutal. Y, al mismo tiempo, un milagro.

El McDonnell Douglas DC-10 de United Airlines despegó de Denver el 19 de julio de 1989 con destino a Chicago. A bordo, 296 personas: familias en vacaciones, pasajeros en tránsito, una tripulación principal y otra de relevo que viajaba como pasajera. Era un vuelo doméstico más, en un país donde cruzar el cielo en avión formaba parte de la rutina. Sobre el papel, todo estaba en orden.

La aeronave había sido entregada en 1971 y contaba con más de 43.000 horas de vuelo. Su historial técnico incluía múltiples mantenimientos, pero nadie había detectado una fisura oculta, profunda, creciendo lentamente en el ventilador del motor número 2. Una grieta que llevaba años avanzando por debajo del radar, invisible en cada inspección. Aquel día, esa pieza falló. Y con ella, falló todo lo demás.

A 37.000 pies, el disco del compresor se desintegró y atravesó las líneas hidráulicas principales. Las tres. El avión perdió el control casi por completo. Sin timón. Sin alerones. Sin compensadores. Lo que vino después no estaba en ningún manual. Una tripulación forzada a inventar una forma de volar usando únicamente el empuje diferencial de los motores. Sin referencia vertical. Sin instrumentos fiables. Solo manos, ojos y juicio.

Durante 44 minutos, el DC-10 se mantuvo en vuelo gracias a una lucha constante. Desde tierra, la torre de Sioux City ofrecía ayuda, pero nadie comprendía del todo lo que pasaba en cabina. Y en cabina, nadie sabía si llegarían. El avión no seguía una aproximación estándar. No podía. Descendía en espiral, oscilando, desobedeciendo todo lo que se consideraba control de vuelo.

A las 16:00, hora local, el avión impactó contra la pista 22. Un intento desesperado de aterrizaje que terminó con el avión partido, envuelto en fuego. Y sin embargo, 184 personas sobrevivieron. Contra toda probabilidad.

Este episodio analiza en detalle lo que ocurrió en ese vuelo: cómo una secuencia imprevisible de daños terminó convirtiéndose en una prueba sin precedentes para la aviación moderna. Cómo una emergencia sin manual expuso las fortalezas —y los límites— del diseño redundante, del trabajo en equipo y de la capacidad humana para resistir lo imposible.

También exploramos el informe técnico del NTSB, el funcionamiento del sistema hidráulico del DC-10, las decisiones de la tripulación, y el legado que dejó esta tragedia: en los simuladores, en la formación de pilotos, en los manuales de mantenimiento, en el modo en que la aviación aprendió a gestionar lo impensable.

Porque esta no es solo la historia de un aterrizaje forzoso. Es la historia de una tripulación que se negó a rendirse. De una aeronave gravemente herida que aún voló. De cómo una catástrofe evitada a medias dejó una huella imborrable en la memoria aeronáutica.

Acompáñanos mientras reconstruimos este vuelo, minuto a minuto, para entender cómo un fallo mecánico terminó en una lección viva. Hoy analizamos cómo el vuelo 232 pasó de ser una tragedia a convertirse, también, en un referente de resiliencia en la historia de la aviación comercial.

 
Siguiente
Siguiente

Episodio 09: El desastre del yak-42 (2003)